Triste y vacía esta la población colombiana después del
ataque terrorista ocurrido el día de ayer. Era yo muy niño cuando el cartel de Medellín
y el cartel de Cali se enfrentaban a bombaso. En ese momento no sentía la incertidumbre que sentían los adultos en ese
momento, al caminar por las calles con la incertidumbre de que en cualquier
esquina podía explotar algún artefacto. Hoy particularmente evidencié el efecto
del acto terrorista. (Una señora en el transporte publico vio una maleta que al
parecer no tenia dueño, pregunto en voz baja quien era el dueño y nadie respondió,
después entro en afán y a gritar mas fuerte preguntando quien era el dueño, al
final un señor dio razón… ). Estos actos
sin duda atemorizan y asustan pero, la sociedades debe unirse para que estos
echos, sin que se pasen por alto, no afecten la vida cotidiana de los colombianos.
Si bien es cierto que en la Colombia rural se vive lo que es el terror en carne
viva, es tenebroso verlo tan cerca. Ahora
bien, como es bien sabido el exministro ha estado investigado por temas de corrupción
y también es cierto que la justicia en muchos casos no aplica para algunos
personajes de nuestra sociedad. El terrorismo no es la forma.
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