De niño soñaba que tenía un carro de madera que cabía en la palma
de la mano, perfectamente labrado para que se notara que estaba fabricado en
madera y al impulsaba por las calles y al pasarlo por un charco el carro mágicamente
tomaba el tamaño necesario ser mi medio de transporte. Era una cosa maravillosa
porque cuando ya no lo necesitaba solo bastaba pasarlo nuevamente por un charco
para que tomara de nuevo el tamaño de mi juguete más preciado. Cuanto me gustaba ese sueño…
Pensando en eso me preguntaba del porque los seres humanos
al crecer cambiamos tanto, siempre los niños perdonan, no guardan rencor en su corazón,
dan oportunidades se expresan con transparencia expresando lo que sienten en el
corazón. Un par de niños desconocidos al inicio son tímidos pero al rato, se
hacen amigos, juegan y muy seguramente alguno termina llorando el juego
termina, pero al rato sin importarlo que hubiera pasado se reúnen nuevamente y
juegan sin rencores ni resentimiento.
Al crecer los seres humanos acumulamos (re)sentimientos y
contradicciones que oprimen el corazón y restringen la libertad.
Y si a pesar de que caiga la arena, mantenemos la pureza en
el corazón???
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